Comprender el tratamiento del absceso hepático
Un absceso hepático es una bolsa de líquido infectado (pus) que se forma en el hígado. Es causado por una infección por gérmenes como bacterias, parásitos u hongos. Se debe tratar de inmediato para evitar problemas graves. A menudo causa síntomas como los siguientes:
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Fiebre.
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Dolor de vientre (abdomen).
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Cansancio extremo (fatiga).
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Pérdida del apetito.
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Malestar estomacal (náuseas).
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Vómitos.
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Diarrea.

Por qué se realiza el tratamiento del absceso hepático
Un absceso hepático es una infección grave. Puede provocar problemas graves e incluso causar la muerte si no se trata. Puede dañar el tejido en el área donde se encuentra. También puede causar síntomas como fiebre, dolor, náuseas, diarrea y pérdida del apetito. Puede causar una infección grave en todo el cuerpo llamada sepsis. Se realiza el tratamiento para curar el absceso, detener los síntomas y prevenir la muerte.
Cómo se realiza el tratamiento del absceso hepático
El tipo de tratamiento que reciba depende de la causa del absceso. También depende de cuántos abscesos tiene y qué tan grandes son. El tratamiento generalmente incluye antibióticos y el drenaje del absceso.
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Tomar medicamentos. Un absceso se trata con antibióticos o medicamentos antimicóticos, según cuál es la causa del absceso. Deberá recibir medicamentos durante algunas semanas. Puede tomarlo por boca en forma de comprimido o líquido. O el medicamento puede administrarse en una vena a través de un tubo intravenoso (i.v.).
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Drenaje del absceso. Esto puede hacerse además de tomar los medicamentos. O puede hacerse si los medicamentos no funcionan o la infección causa otros problemas. Hay varias formas de drenar un absceso hepático. El proveedor de atención médica puede introducir una aguja en la piel para insertarla en el absceso. Luego el proveedor utiliza la jeringa para drenar el líquido. Esto se denomina aspiración. O el proveedor quizás le coloque un alambre delgado a través de la piel. El proveedor utiliza una tomografía computarizada (TC) o ecografía para ayudar a colocar el alambre en el lugar correcto. Luego se coloca un tubo delgado y flexible (catéter) sobre el alambre y se ingresa al absceso. El tubo se deja en su lugar durante 5 a 7 días para drenar el líquido. En algunos casos, puede realizarse una cirugía para cortar el absceso hepático y drenarlo.
Después del tratamiento, es posible que se le realicen pruebas por imágenes del hígado de seguimiento. A menudo, esto se realiza mediante ecografía, TC o resonancia magnética (RM).
Riesgos del tratamiento del absceso hepático
Los riesgos del tratamiento de un absceso hepático incluyen:
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